Desde agosto de 1989 hasta octubre de 1993, Tibasosa contó
con un medio de comunicación escrito que se denominó TIBASOSA INFORMA, una
revista en blanco y negro, cuya circulación no era ni diaria, ni semanal, ni
mensual, de manera simple era algo como un CADAVEZQUEPUEDARIO (salía cada vez
que se podía), pues dependía de los recursos económicos para su impresión.
Eran "aquellos tiempos", ni computadoras, ni
internet, ni celulares, ni cámaras digitales... nada de toda esta tecnología y
dispositivos con los que contamos en estas épocas. Así que el trabajo era
durísimo pero muy, muy comprometido y se gozaba en cada edición, eso si sin
esperar ningún pago o bonificación a cambio, porque los apoyos que se recibían
escasamente alcanzaban para cubrir los costos de publicación.
La dinámica de trabajo muy artesanal: Primero el trabajo de
investigación y búsqueda de la información e intentar alguna fotografía, eso sí
en blanco y negro y después el lío para buscar dónde hacer el revelado y la
copia. Después recibir todos los textos, en máquina de escribir, corregirlos y
llevarlos a Bogotá para mandar "lavantar textos", esto era pasarlos a
letra tipográfica y los entregaban en unas tiras largas de papel, de acuerdo al
tamaño de la columna y al diseño de la revista. Al tiempo se iba buscando quién
pagara algún aviso o alguna entidad que ayudara en su financiación.
Una vez se traían los textos, empezaba el trabajo de armado:
En un cartón paja del mismo tamaño de la revista se pegaban los textos, se
hacían los gráficos y se reservaban los espacios para las fotografías, todo
esto de acuerdo al diseño previo. Cuando estaba lista, otra vez a Bogotá para
"quemar planchas" y ordenar su impresión, que era sólo eso impresión
porque no alcanzaba para el grapado, así que aquí nos llegaban los arrumes de
hojas impresas.
El trabajo siguiente era el grapado. Tomar hoja por hoja
(cada una contenía 4 páginas), armar la revista conforme iba a quedar y sobre
un pedazo de icopor o cartón colocarle por el centro los dos ganchos de
cosedora, voltearla y doblar los ganchos para que quedara grapada. Una labor
dura, que demandaba tiempo y varias manos para que rindiera. Y ahí estaba la
revista lista. Reparta, lleve, entregue, ofrezca. El precio era muy simbólico,
porque se sintiera que valía algo y no era regalada.
Una experiencia maravillosa y quijotesca, pero que
disfrutamos mucho. Por eso hoy la hemos reencauchado, la digitalizamos en
formato PDF y la compartimos para que todas y todos la tengamos, la conozcamos
y le echemos una mirada. En últimas para que hagamos memoria...
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